domingo, 16 de agosto de 2009

Haiku

Tú, aquí ya no más


yo sí a vivir me quedo


sin tu nostalgia.
Sofía Rojo. 5to.DB

Biografia de Miguel Hernández



Miguel Hernández nació el 30 de octubre de 1910 en Orihuela (Alicante). Hijo de un pastor de cabras. Estudió en el colegio de los jesuitas aunque abandonó muy pronto para ganarse la vida como lechero y pastor, ya por entonces era un aficionado a la lectura sobre todo de la poesía clásica española.
Estuvo interesado por el teatro y asistía a representaciones que se celebraban en la Casa del Pueblo de Orihuela, incluso llegó a participar en alguna de ellas. Publicó algunos poemas en el periódico de Orihuela y la revista El Gallo Crisis.
Formó parte de la tertulia literaria, en Orihuela, de Efrén Fenoll y Ramón Sijé del que fue gran amigo.
En los años 30 viaja a Madrid, busca trabajo pero, pese a sus esfuerzos, no lo consigue. Lleva sus versos al escritor Ernesto Giménez Caballero, director de La Gaceta Literaria, una de las mejores revistas literarias del momento, pero no logra que se los publiquen.
Publicó, esta vez en la revista Cruz y Raya, su auto sacramental "Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras", fue colaborador de José María Cossio en Los toros y conoce a poetas como el chileno Pablo Neruda, y los españoles Rafael Alberti, Luis Cernuda y otros.
Se casó el año 1937 con Josefina Manresa. Afiliado al Partido Comunista Español, durante la República tomó parte en las Misiones pedagógicas, intentando llevar la cultura a las zonas más deprimidas de España.
Durante la Guerra Civil española se alistó en el ejército republicano y asistió al Congreso internacional de intelectuales antifascistas de 1937 en Valencia. Tras la guerra fue detenido en la frontera portuguesa. Condenado a pena de muerte, se le conmutó por la de treinta años pero la tubercolosis acabó con su vida el 28 de marzo de 1942 en el penal de Ocaña en Toledo.

Saludos!

miércoles, 12 de agosto de 2009

MI POEMA- "Muchacha"

Muchacha como día,
muchacha como nadie
sus sucias sandalias coloradas,
coqueta niña bonita.

La ninña pidió el trabajo
mientras el perro atacaba el día,
la honesta familia rara
contó su horrible historia pequeña.

Aceptando el desafío
parecía un bonito día fácil
en los campos de trabajo.

El novio ha salido de la casa
no había nadie de día
el perro como nadie y
los zapatos desaparecidos.

¡Hipócrita cabeza sinvergüenza!
¿Dónde escondiste mis abrigos?

Muchacha ya cansada
Muchacha de nadie
acaba el poema
con la historia de sandalias

SINESTESIAS

  • el fuerte y picante ruido de las campanas
  • la pollera de movimiento dulce}
  • el cabello agitado con su olor deslumbrante
  • la suavidad del gusto de los zapatos
  • el gemido del agridulce cuerpo
  • el furioso goteo de la nieve fría
  • la rugosidad con el olfato a tristeza de las ramas
  • la dulzura de la naturaleza acompaña la suavidad de las hojas
  • el sonido grave del motor picante
  • su desnudo cuerpo agridulce

martes, 11 de agosto de 2009

Miguel Hernández

En Orihuela, un pequeño pueblo del Levante español, rodeada del oasis exuberante de la huerta del Segura, nació Miguel Hernández el 30 de octubre de 1910. Hijo de un contratante de ganado, su niñez y adolescencia transcurren por la aireada y luminosa sierra oriolana tras un pequeño hato de cabras. En medio de la naturaleza contempla maravillado sus misterios: la luna y las estrellas, la lluvia, las propiedades de diversas hierbas, los ritos de la fecundación de los animales. Por las tardes ordeña las cabras y se dedica a repartir la leche por el vecindario.


Sólo el breve paréntesis de unos años interrumpe esta vidadpara asistir a la Escuela del Ave María, anexa al Colegio de Santo Domingo, donde estudia gramática, aritmética, geografía y religión, descollando por su extraordinario talento.

En 1925, a los quince años de edad, tiene que abandonar el colegio para volver a conducir cabras por las cercanías de Orihuela. Pero sabe embellecer esta vida monótona con la lectura de numerosos libros de Gabriel y Galán, Miró, Zorrilla, Rubén Darío, que caen en sus manos y depositan en su espíritu ávido el germen de la poesía. A veces se pone escribir sencillos versos a la sombra de un árbol realizando sus primeros experimentos poéticos. Al atardecer merodea por el vecindario conociendo a Ramón y Gabriel Sijé y a los hermanos Fenoll, cuya panadería se convierte en tertulia del pequeño grupo de aficionados a las letras. Ramón Sijé, joven estudiante de derecho en la universidad de Murcia, le orienta en sus lectura, le guía hacia los clásicos y la poesía religiosa, le corrige y le alienta a proseguir su actividad creadora. El mundo de sus lecturas se amplía. El joven pastor va llevando a cabo un maravilloso esfuerzo de autoeducación con libros que consigue en la biblioteca del Círculo de Bellas Artes. Don Luis Almarcha, canónigo entonces de la catedral, le orienta en sus lecturas y le presta también libros. Poco a poco irá leyendo a los grandes autores del Siglo de Oro: Cervantes, Lope, Calderón, Góngora y Garcilaso, junto con algunos autores modernos como Juan Ramón y Antonio Machado. En el horno de Efén Fenoll, que está muy cerca de su casa, pasa largas horas en agradable tertulia discutiendo de poesía, recitando versos y recibiendo preciosas sugerencias del culto Ramón Sijé que acude allí a visitar a su novia Josefina Fenoll.

Desde 1930 Miguel Hernández comienza a publicar poemas en el semanario El Pueblo de Orihuela y el diario El Día de Alicante. Su nombre comienza a sonar en revistas y diarios levantinos.Primer viaje a Madrid y Perito en lunasPoseído por la fiebre de la fama, en diciembre de 1931 se lanza a la conquista de Madrid con un puñado de poemas y unas recomendaciones que al fin de nada le sirven. Aunque un par de revistas literarias, La Gaceta Literaria y Estampa, acusan su presencia en la capital y piden un empleo o apoyo oficial para el "cabrero-poeta", las semanas pasan y, a pesar de la abnegada ayuda de un puñado de amigos oriolanos, tiene que volverse fracasado a Orihuela. Pero al menos ha podido tomarle el pulso a los gustos literarios de la capital que le inspiran su libro neogongorino Perito en lunas (1933), extraordinario ejercicio de lucha tenaz con la palabra y la sintaxis, muestra de una invencible voluntad de estilo. Tras este esfuerzo el poeta ya está forjado y ha logrado hacer de la lengua un instrumento maleable.

En Orihuela continúa sus intensas lecturas y sigue escribiendo poesía. También sus amigos le preparan alguna actuación en público. En el Casino de Orihuela recita y explica su "Elegía media del toro". Otra vez, en abril de 1933, es en Alicante donde interpreta la misma elegía después de una docta charla de Ramón Sijé sobre Perito en lunas. La prensa local se hace eco del acontecimiento literario alimentando en el joven poeta el ansia y sed de celebridad.

Segundo viaje a Madrid.

Un día, al salir de su trabajo, en una notaría de Orihuela, conoce a Josefina Manresa y se enamora de ella. Sus vivencias van hallando formulación lírica en una serie de sonetos que desembocarán en El rayo que no cesa (1936).
Las lecturas de Calderón le inspiran su auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras, que, publicado por Cruz y raya, le abrirá las puertas de Madrid a su segunda llegada en la primavera de 1934. Allí se mantiene con un empleo que le ofrece José María de Cossío para recoger datos y redactar historias de toreros.
En Madrid su correspondencia amorosa no se interrumpe y la frecuente soledad inevitable en la gran ciudad le hace sentir nostalgia por la paz e intimidad de su Orihuela. Las cartas abundan en quejas sobre la pensión, rencillas de escritores, intrigas, el ruido y el tráfico. Así es que en cuanto le es posible vuelve a su pueblo para charlar con los amigos, comer fruta a satisfacción y bañarse en el río. Aunque lentamente, va creándose en Madrid su círculo de amigos: Altolaguirre, Alberti, Cernuda, Delia del Carril, María Zambrano, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda. Entre ellos trata de vender algunos números de la revista El Gallo Crisis, recién fundada por Ramón Sijé, pero tienen que constatar que ésta no gusta a muchos de sus nuevos amigos. Neruda se lo confiesa abiertamente: "Querido Miguel, siento decirte que no me gusta El Gallo Crisis. Le hallo demasiado olor a iglesia, ahogado en incienso". Ramón Sijé teme perder a su gran amigo para sus ideales neocatólicos, pero pronto tienen que constatar que el ambiente de Madrid puede más que los ecos de la lejana Orihuela. Pablo Neruda insiste en sus ingeniosos sarcasmos anticlericales: "Celebro que no te hayas peleado con El Gallo Crisis pero esto te sobrevendrá a la larga. Tú eres demasiado sano para soportar ese tufo sotánico-satánico". Si Ramón Sijé y los amigos de Orihuela le llevaron a su orientación clasicista, a la poesía religiosa y al teatro sacro, Neruda y Aleixandre lo iniciaron en el surrealismo y le sugirieron, de palabra o con el ejemplo, las formas poéticas revolucionarias y la poesía comprometida, influyendo, sobre todo Neruda y Alberti, en la ideología social y política del joven poeta provinciano.

Superada esta crisis, Miguel Hernández es ya un poeta hecho y comienza a crear lo más logrado y genial de su obra.

La Guerra Civil

El estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 le obliga a tomar una decisión. Miguel Hernández, sin dar lugar a dudas, la toma con entereza y entusiasmo por la República. No solamente entrega toda su persona, sino que también su creación lírica se trueca en arma de denuncia, testimonio, instrumento de lucha ya entusiasta, ya silenciosa y desesperada. Como voluntario se incorpora al 5º Regimiento, después de un viaje a Orihuela a despedirse de los suyos. Se le envía a hacer fortificaciones en Cubas, cerca de Madrid. Emilio Prados logra que se le traslade a la 1ª Compañía del Cuartel General de Caballería como Comisario de Cultura del Batallón de El Campesino. Va pasando por diversos frentes: Boadilla del Monte, Pozuelo, Alcalá. En plena guerra logra escapar brevemente a Orihuela para casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los pocos días tiene que marchar al frente de Jaén. Es una vida agitadísima de continuos viajes y actividad literaria. Todo esto y la tensión de la guerra le ocasionan una anemia cerebral aguda que le obliga por prescripción médica a retirarse a Cox para reponerse. Varias obritas de Teatro en la guerra y dos libros de poemas que han quedado como testimonio vigoroso de este momento bélico: Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939).

El poeta en la cárcel

En la primavera de 1939, ante la desbandada general del frente republicano, Miguel Hernández intenta cruzar la frontera portuguesa y es devuelto a las autoridades españolas. Así comienza su larga peregrinación por cárceles: Sevilla, Madrid. Difícil imaginarnos la vida en las prisiones en los meses posteriores a la guerra. Inesperadamente, a mediados de septiembre de 1939, es puesto en libertad. Fatídicamente, arrastrado por el amor a los suyos, se dirige a Orihuela, donde es encarcelado de nuevo en el seminario de San Miguel, convertido en prisión. El poeta -como dice lleno de amargura- sigue "haciendo turismo" por las cárceles de Madrid, Ocaña, Alicante, hasta que en su indefenso organismo se declara una "tuberculosis pulmonar aguda" que se extiende a ambos pulmones, alcanzando proporciones tan alarmantes que hasta el intento de trasladarlo al Sanatorio Penitenciario de Porta Coeli resulta imposible. Entre dolores acerbos, hemorragias agudas, golpes de tos, Miguel Hernández se va consumiendo inexorablemente.
El 28 de marzo de 1942 expira a los treinta y un años de edad.